lunes, 30 de julio de 2012

PP y PSOE , y la parasitaria Monarquía son el verdadero Cáncer de España


¿El descalabro de Bankia ha sido fruto de la ira de la naturaleza? ¿Un accidente inevitable, una maldición de los dioses? Por ahí debe de ir la cosa si nos atenemos a los comparecientes, voluntarios ellos, a la pantomima que trata de buscar la verdad en sede parlamentaria de lo ocurrido en Bankia de la que se dice hay que avocar la friolera de 23.000 millones de euros. Todos los comparecientes han hecho bien su trabajo incluso Rodrigo Rato que era el presidente de la entidad financiera y por lo tanto su máximo responsable. Entonces, la verdad de lo sucedido tiene que estar entre los posibles indicios expuestos al inicio, yo particularmente mi inclino por “una maldición de los dioses” pero no las tengo todas. Para resolver la duda sería mejor empezar por la comparecencia de Rato en ese teatrillo con atrezo en lugar acordado como el santuario de la representación popular, que cada día que pasa es menos, en el que se le ofrece todo el tiempo del mundo para acumular razones, colijas, eslabones perdidos y mandangas que lo exoneren, eximan y rediman de su responsabilidad. Si todos los ladrones, estafadores y delincuentes pudieran escaquearse de su culpa con el mero hecho de leer una declaración de inocencia absoluta nadie, rotundamente, nadie estaría frente a un juez y mucho menos incluido en el censo carcelario. Empecemos por el principio. Palabras de Rato: “comparecendia que yo mismo he solicitado”. Muy profesional, estoy aquí para de una vez por todas acallar todas las majaderías que se dicen de mi gestión. Esto se puede colegir de su declaración voluntaria. Paso por alto las declaraciones detalladas de Rato ante sus señorías ya que las doy por conocidas: nada de autocrítica y la derivación de la culpa al ex gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez. Claro está que Rato debía de comparecer después del ex gobernador del Banco de España para que no tuviera replica. Esto es todo, pero para concretar me quisiera centrar, ya que quien mucho abarca poco aprieta, en la responsabilidad de Rodrigo Rato en la salida a Bolsa de Bankia. El artífice del desaguisado, la ruina de muchos ahorradores, apela como Jordán purificador de su responsabilidad a que poco o nada tuvo que ver con la salida de Bankia a Bolsa para “engañar” a nadie, y argumentó que “todo el mundo conocía” el riesgo inmobiliario de la entidad. Veamos si toda esta plática es suficiente para irse de rositas.
Con estos argumentos de pacotilla, sacar balones fuera, y contestar las preguntas hechas a la medida para su lucimiento personal podrá salir bien parado del Congreso de los Diputados y un asunto de 23.000 millones de euros se salda en una sesión matinal. Los cómplices PP y PSOE podrán liquidar el asunto e incluso otorgar todos los honores a los responsables. Después no le puede extrañar, a toda esta gentuza, que corra por la red la convocatoria de una marcha para ocupar el pestilente Congreso al que no tardarán en fortificar y santificar como el Alcázar de Toledo. La exoneración de responsabilidad política de Rato era el primer paso, ahora toca abordar el segundo: la responsabilidad penal que ha recaído en la Audiencia Nacional en manos del Juez Fernando Andreu, un especialista en exculpar, por todo el morro, al poderoso Emilio Botín y todo su clan familiar cuando les pillan con 2.000 millones de euros escondidos en una cuenta secreta en un banco Suizo. Hago un paréntesis sobre la narración sobre Rato para que se pueda apreciar de cómo va a transcurrir, y sobre todo acabar, las diligencias del juez Andreu: a los Botín que les cogen con el carrito de los helados, Ver Se ha iniciado el punto sin retorno, la economía española ha colapsado, ni tan siquiera los citan a declarar y se les exonera del delito fiscal, en cambio, al empleado del banco HSBC que copio en un disquete a los defraudadores con cuentas secretas y lo entregó a las autoridades francesas, le han caído las penas eternas del infierno. El empleado, viendo cómo se las gastan se ha refugiado en España, se supone que pensando que si a los Botín les ha ido tan bien y que en este país de maravillas no es delito defraudar menos va a ser denunciarlo. Se equivoca, Hervé Falciani, este es el nombre del empleado del HSBC, está detenido desde el 1 de julio y en espera de la extradición. Muy profesional.
No hemos llegado hasta aquí por casualidad, los poderes del Estado están gobernados por una caterva de inútiles que se ha encaramado en los tres basamentos del Estado donde no hay división alguna, a lo que hay que añadir a este conglomerado político – financiero el bochornoso poder mediático al que habrá que exigirles cuentas en cuanto se dé la vuelta a la tortilla. Mienten y mienten en favor de sus amos, no hay, prácticamente, nadie, ni tan siquiera entre los miles de despedidos en masa por los medios de comunicación que alce la voz y reprenda a sus dóciles compañeros. ¿No hay un Colegio de Periodistas donde poder decir que no se puede continuar así? ¿Todos tienen la conciencia tranquila? Al parecer Rato si la tiene, ya que manifestó con el asentimiento de sus señorías: “tengo conciencia tranquila de haber hecho bien las cosas”. Hay otras perlas: “No exista en Bankia ningún “agujero”, “No se ha practicado ingeniería contable”. “No hay agujero, hay un cambio de criterios contables”. Hay que tragar carros y carretas cuando se declara un beneficio de 300 millones de euros y se pasa, por arte de Biribirloque, a un saldo negativo de 3.000 millones. “No son pérdidas o agujeros, el resultado operativo es el mismo”. Entre tanta verborrea exculpatoria Rato reiteró, que el cambio se debe a “estimaciones de futuros deterioros”.Aquí está el quid de la cuestión: las mentiras acumuladas años tras años por unas cajas de ahorros que se creían impunes en pasar cuentas ya que al no tener  accionistas todas las falsedades se quedaba en casa. Cuando llegó el momento de enseñar el culo, las cosas se pusieron feas y difíciles ya que no cabía más porquería debajo de la alfombra. La cuadratura del círculo consistía en hacer creer que las vacas vuelan y que las valoraciones del activo lo iban a aguantar todo. Por lo que entramos en el terreno del auditor.
Deloitte, el auditor de Bankia tenía que cumplir con el papel de cómplice necesario. La ley le asigna una función específica a la figura del auditor, pero la dependencia del auditado que es quien paga la fiesta dificulta, y mucho, la labor encomendada. Se da la circunstancia que Deloitte ha sido el cobijo de los auditores de Arthur Andersen cuando se la envió al carajo después de su complicidad en la estafa de Enron. La función auditora se prostituyó en todos los órdenes por lo que sería largo de exponer sus más relevantes hazañas que han dejado a miles y miles de accionistas con un palmo de narices y sin su dinero. Se hizo necesario separar la función consultora de la auditora. No podía ser que la división consulting preparara todos los recovecos y artimañas para esconder, en lugar seguro de no ser visto, los trapos sucios del balance contable, para acto seguido la otra división, la auditora tenía que pasar a limpio. Fue Deloitte, la que se encargó de vestir a la mona de seda y quien se encargó de todo desde de crear la due dilligence, de bendecir los análisis de cada una de las cajas, de la valoración de la fusión, de supervisar la salida a Bolsa, maquillar los balances para dejarlos bonito para darles la apariencia de lo correcto. ¿Qué pasó entonces para que Deloitte se negara a firmar las cuentas de Bankia, es decir dar su visto bueno? Pues sencilla y llanamente por discrepancia en las valoraciones aportadas por los administradores del banco y las que realmente correspondían. El antecedente de Enron estaba en la mente de los antiguos “arthuros” que si se quedaron sin trabajo, por malas prácticas en una ocasión no se la iban a jugar en una segunda. Para evidenciar lo dicho me tengo que trasladar al Folleto Informativo correspondiente a la oferta pública de suscripción y admisión a negociación de las acciones de la sociedad Bankia, que con más de 400 páginas da detalle de todo, excepto del método de cálculo que los administradores del banco emplean para asignar el precio de las acciones que van a poner en circulación.
Valdría la pena que los que impulsan la asunción de responsabilidad por la vía judicial de Rodrigo Rato como presidente de Bankia tomaran nota de estos detalles, los a continuación expuestos, que lo acorralan en una presunta culpabilidad difícil de soslayar. Nos tenemos que ir al citado Folleto donde los administradores están obligados a determinar el precio de las acciones que van a poner en circulación y sin más se pronuncian que las acciones están en una banda que va desde los 4,41 euros a los 5,05, calculado en base de los estados financieros a 31 de diciembre de 2010, por lo que representa valorar el banco entre los 7.641 millones de euros a los 8.749 millones. En la página 383 del Folleto en el apartado 5.3 Precios dice lo siguiente: “Se hace constar expresamente que la Banda de precios ha sido fijada por el Banco en común acuerdo con las Entidades coordinadoras Globales, sin que exista un experto independiente que asuma responsabilidad alguna por la valoración de las acciones de Bankia resultante de dicha Banda de Precios. La banda de Precios se ha establecido siguiendo procedimientos de valoración de empresas generalmente aceptados por el mercado en este tipo de operaciones y teniendo en cuenta las características y circunstancias propias del Banco y la situación presente en los mercados financieros internacionales. Se hace constar que el precio o precios definitivos de las acciones de la Oferta podrán no ser comprendidos dentro de la referida Banda de Precios”.       
Creo que no pasará desapercibido lo remarcado en negrita de que no existe experto que asuma responsabilidad alguna sobre la valoración. La Ley determina que será el auditor, como experto quien, con su juicio, determine la bondad de la valoración dada por los administradores.¿Qué pasó para que el auditor se diera a la fuga y no aplicara su juicio, ni tan siquiera a la baja, y dejara colgados a los administradores de Bankia? La disconformidad, total y absoluta, en el precio fijado. En esta tesitura, a los administradores de Bankia con Rodrigo Rato a la cabeza no les quedaba otra opción que recurrir al neto patrimonial contable, operación que tan sólo requiere una simple división: Capital, 1.816 millones, acciones 908 millones. Resultado de la división: precio de la acción 2 euros de valor nominal. No lo hicieron y se tiraron a la piscina fijando un precio de 3,75 euros  por acción, un 15% por debajo de mínimo de la banda. Este, el del descuento, no es el problema, el problema, si nos atenemos al párrafo que consta en el Folleto, se trata que las acciones que salieron a Bolsa carecían del visto bueno del auditor que la Ley obliga. Esta es la razón, más que suficiente, que los inversores institucionales apreciaron como una tomadura de pelo nunca vista. Todos salieron pitando de la oferta de acciones de Bankia. Las acciones salían al mercado con la sospecha que las cuentas de la agrupación de cajas arruinadas era una ruina mayor. El “mercado” de las acciones de Bankia quedó acotado a aquellos que carecían de la, vital, información: los desamparados ahorradores que fueron embaucados por la propia entidad de emitía las acciones. Muy profesional.
En conclusión, son los administradores de Bankia, incluido lógicamente Rodrigo Rato,  los responsables del engaño y estafa a miles de ahorradores, la mayoría clientes, que se les sorprende con palabrería de que iban a ser banqueros y en la realidad ven como su inversión se diluye en un océano de mentiras. Hasta ahora se decía que el auditor Deloitte había sobrevalorado el valor de las acciones de Bankia. Por lo que aquí se demuestra fueron los administradores los artífices del precio contraviniendo lo estipulado por la Ley. ¿La Comisión Nacional del Mercado de Valores donde estaba? Se ha tragado un sapo y de los gordos, esto sólo puede pasar con la connivencia de los políticos implicados. El desplome ha sido apoteósico, cuando finalizo este post cotiza a 0,69 euros después de una perdida que se sostiene por varias semanas. En realidad, si se mantiene en el tiempo una cotización inferior a un euro (el valor neto patrimonial de Bankia, como ha quedado expuesto, es de dos euros) se puede decir que Bankia está en quiebra. Cuando una sociedad tiene pérdidas o se diluye su valor patrimonial en más de un 50% de su capital social, dispone de seis meses para reponer el capital o declararse en quiebra. Ver, entre los archivos de mayo, Los depósitos de Bankia si peligran, y los de otros bancos tambien. 

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